El retorno de la inversión en la salud laboral.

A nadie le cabe la menor duda de que una empresa es una agrupación de personas y sistemas para llevar a cabo procesos o actividades con el fin de obtener un beneficio.

De esta definición podemos tener claro que el correcto funcionamiento de una empresa requiere de la eficiencia de los procesos, gracias a los sistemas para ayudar a llevarlos a cabo y a la capacidad de las personas que los ejecutan.

Si la empresa es eficiente, es porque las personas están capacitadas y gracias a los sistemas o a la maquinaria, el proceso productivo fluye.

Cuando en el proceso productivo entran en juego personas, la salud de las mismas afecta de forma directa a su capacidad y rendimiento.

Todos sabemos que cuando sentimos algún tipo de molestia, nuestro rendimiento y capacidad se ven comprometidos.

Si además estamos hablando de trastornos de tipo musculoesquelético y requerimos de nuestra capacidad física para llevar a cabo nuestras tareas, estamos delante de la tormenta perfecta para que nuestro rendimiento y capacidad se vean perjudicados.

Queremos productividad y eso implica mejorar procesos, mejorar sistemas y que las personas mejoren en sus capacidades o al menos que puedan estar en plenitud de capacidades para llevar a cabo su cometido.

Trabajar para el desarrollo de una empresa saludable, es en consecuencia una actitud de gestión inteligente que proporciona a las organizaciones que se esfuerzan por lograr la sostenibilidad física de sus trabajadores, un retorno económico claro y rotundo.

Por un lado, la inversión en la salud física de los trabajadores, logra un retorno directo de la inversión al lograr reducir el riesgo de lesiones en el puesto de trabajo y en consecuencia las bajas laborales que una lesión conlleva.

Tengamos en cuenta que según los estudios llevados a cabo por el Instituto Nacional de la Seguridad Social, más del 70% de las bajas laborales – antes de la pandemia – eran consecuencia de una lesión musculoesquelética.

Ante una mejor preparación física, un menor riesgo de lesión y un menor número de bajas laborales derivadas.

Pero además de este retorno directo de la inversión, los programas de salud empresarial, deparan a las organizaciones un retorno indirecto, ya que como comentamos, del mismo modo que cuando uno se encuentra mal rinde menos o rinde peor, cuando uno se siente bien físicamente, rinde más y mejor.

Un mejor rendimiento tiene como derivadas mejores ritmos, más capacidad y en consecuencia más producción.

Finalmente, no nos podemos olvidar de que llevar a nuestra empresa por el camino de la salud física, convertirla en un entorno de trabajo saludable, redunda en la visión que tanto el trabajador como el mercado tienen de nuestra marca empleadora y es que una marca empleadora atractiva hace que los trabajadores se sientan más satisfechos por pertenecer a ella y que los candidatos a formar parte de la empresa vean la oportunidad laboral como un privilegio.

Tener un propósito como empresa y desarrollar una actividad sostenible tanto externamente como internamente son los pilares para construir una marca empleadora atractiva, un retorno intangible pero no por ello menos importante.

Ya son muchas empresas las que han tomado el camino de construir un futuro más saludable para sus trabajadores. 

¿Te apuntas a mejorar la sostenibilidad física de tu organización?

El índice de sostenibilidad musculoesquelética.

Vivimos rodeados de índices, valores de referencia y la cuantificación de diferentes elementos, y son una referencia clara a la hora de saber si algo está en una medida adecuada, nos simplifican el entendimiento, la gestión y la vida en general.

Un índice o cualquier escala, cumple con la función de poder representar una posición instantánea de aquello que se mide y esta medida continuada en el tiempo, nos da la dirección de la evolución de ese factor.

Los índices nos ayudan a comprender de forma simplificada nuestro día a día, a comprender si la economía va bien, si nosotros mismos gozamos de buena salud o si el medio ambiente se encuentra en buenas o malas condiciones, por poner algunos ejemplos. 

Son una mirada rápida, una simplificación de una realidad compleja para facilitarnos la información y su entendimiento. 

 

Por eso, en Motricidad Laboral hemos desarrollado el índice de sostenibilidad musculoesquelética (ISME). Este valor es el indicador clave para identificar la probabilidad de desarrollar lesiones musculoesqueléticas a futuro por parte de los trabajadores de una empresa.

Un valor bajo del ISME indica que la empresa tiene una alta probabilidad de que sus trabajadores desarrollen trastornos musculoesqueléticos que pueden derivar en bajas y lesiones de este tipo y un valor alto del ISME, todo lo contrario.

El ISME es por lo tanto un parámetro de gestión operativo y de recursos humanos que facilita a través de un único dato la capacidad de la empresa para mantener la sostenibilidad en el ámbito de la salud musculoesquelética de los trabajadores. 

Calcular el ISME significa saber cómo está la empresa hoy, pero también es la forma de fijar un punto de partida que nos permite con una medición posterior, conocer la dirección que nuestra empresa está tomando, si va hacia la sostenibilidad física o no.

El ISME es un indicador que se obtiene contrastando el nivel de carga biomecánica y, por lo tanto, de riesgo musculoesquelético del puesto de trabajo y el grado de capacitación o competencia motriz de los trabajadores para el desempeño de ese puesto. El nivel de carga biomecánica del puesto se obtiene analizando la totalidad de los patrones motores laborales presentes en la actividad laboral (movimientos y posturas), con los riesgos asociados, y diferentes factores correctores (carácter repetitivo, duración, nivel de carga, acciones de riesgo asociadas…). El nivel de capacitación o competencia motriz se obtiene a través de la medición de diversas variables asociadas a dicha competencia: nivel de ejecución de patrones motores básicos y específicos del puesto, y componentes condicionales necesarios.

Una empresa será más sostenible si sus trabajadores están capacitados ante los requerimientos físicos de la actividad laboral que desempeñan. Una actividad laboral, realizada sin capacitación motriz del personal puede derivar en un valor de baja sostenibilidad y esa misma actividad con la capacitación adecuada, ser una actividad sostenible.

Una organización similar a otra desde el punto de vista de las exigencias físicas derivadas de los patrones motores inherentes a su actividad, puede ser sostenible desde el punto de vista físico si sus trabajadores están capacitados para llevar a cabo los movimientos que requieren sus puestos laborales, mientras que otra organización en la que se ejecuten erróneamente, puede ser una empresa en riesgo de sostenibilidad física laboral.

Invertir un poco de esfuerzo en las prácticas y las actuaciones que nos capacitan para evitar lesiones es una buena estrategia tanto para las personas como para las organizaciones. Hacerlo con el conocimiento de instaurar un camino positivo hacia la sostenibilidad musculoesquelética debería ser un elemento de gestión para los líderes de las organizaciones y para la responsabilidad social corporativa de las empresas.

El camino hacia la sostenibilidad física laboral está marcado. ¿Quieres recorrerlo y convertirte en una empresa comprometida con la Motricidad Laboral?

¿Cómo puedo desarrollar la sostenibilidad física de mi empresa?

 

Todas las organizaciones que tengan la ambición de perdurar en el tiempo necesitan sustentarse en modelos de negocio que sean sostenibles. Generalmente al hablar de la sostenibilidad de una empresa pensamos o hacemos referencia a la sostenibilidad medioambiental. Sin embargo, la sostenibilidad social de la empresa, la que hace referencia a cómo se desarrolla la vida de las personas que forman parte de la organización, no debe ser obviada por una empresa del presente que quiera apostar por el futuro.

La sostenibilidad social de la empresa debe contemplar una visión integradora de las personas teniendo en cuenta los aspectos sociales, emocionales o psicológicos y físicos y las relaciones entre los mismos.

En el componente físico de la sostenibilidad laboral, los primeros pasos comienzan por el análisis de las tareas que los trabajadores tienen que llevar a cabo en sus puestos de trabajo. Conociendo el mapa de exigencias físicas de cada puesto y los patrones motores laborales que se emplean para llevar a cabo las tareas, se pueden determinar los riesgos de trastornos musculoesqueléticos de esas actividades y, en consecuencia, tomar medidas para evitarlos.

Aquello que se mide se puede mejorar, y la forma de conocer lo mucho o lo poco que nos queda por mejorar, es enfrentar o comparar los valores de la competencia motriz o capacidad de contención del riesgo de nuestra plantilla al valor de riesgo musculoesquelético de las tareas de nuestro proceso productivo.

El camino de la sostenibilidad es un camino continuo, como el de la calidad o el de la seguridad. Sin embargo, sabemos que, si existe un riesgo elevado con respecto a los valores de referencia, es necesario actuar de forma intensiva e inmediata para, una vez estabilizados los factores de riesgo, continuar actuando para la mejora continua.

En Motricidad Laboral tenemos herramientas de diagnóstico para facilitarte esta visión sobre la sostenibilidad física de las empresas. Disponemos además de elementos de control que nos permiten monitorizar de forma periódica cómo evoluciona la sostenibilidad por una medida indirecta, el dolor declarado por los trabajadores sometidos a esfuerzos físicos.

¿Cómo se manifiestan los perjuicios por una actividad física ejecutada de forma incorrecta? Con dolor musculoesquelético.

Por eso hemos desarrollado una herramienta online y anónima, que nos permite medir el índice de dolor de los puestos de trabajo, ver su correlación con las demandas físicas de los mismos y poder analizar la evolución de las medidas que se estén adoptando.

El camino de la sostenibilidad física de una organización es claro y está pautado. Analizar, implementar planes de corrección y medir la evolución. Es un camino constante y largo, pero que en seis meses ya logra resultados positivos en las empresas que se deciden a avanzar en la sostenibilidad física laboral. Cuanto antes comencemos el camino en nuestra empresa, mayor será el beneficio que alcancemos. Reconducir lo que causa un deterioro cuanto antes, es siempre una mejor estrategia que esperar a que el deterioro sea mayor para actuar.

¿Te apuntas a iniciar el camino en la sostenibilidad física laboral?

Los trastornos musculoesqueléticos en cifras.

La sostenibilidad física laboral.

A mayor número de horas sentados, más perjuicio para la salud (VÍDEO).

INSTITUTO NACIONAL DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO.

Invertir en ejercicio físico como medida de prevención laboral es rentable.

De www.infosalus.com

Un estudio de Prevención de Trastornos Músculo-Esqueléticos (TME), realizado por Biwel, ha demostrado el retorno de la inversión de una compañía que invierte en ejercicio físico como medida de prevención laboral. El caso se inició en junio de 2014 bajo el nombre ‘Sentirse bien para trabajar mejor’ y se ha dirigido a los 300 empleados de la planta de producción de una empresa farmacéutica para mejorar su condición física como medida para evitar lesiones. El colectivo de trabajadores, … Para seguir leyendo haga click en la imagen

Así se deteriora su cuerpo al trabajar horas y horas sentado

Artículo de EL MUNDO donde se especifican las nocivas consecuencias de la sedestación prolongada (Pinchar en el imagen)

Motricidad Laboral en Radio Galega

El 15 de enero, nuestra Gerente, Sandra Fernández Carrera explicó en Radio Galega la metodología de Motricidad Laboral y su utilidad para beneficio de trabajadores y empresas. Haga click en la foto para escucharla.

Así trabaja Motricidad Laboral

Noticia del 18/11/18 en La Voz de Galicia (Haga click en la foto)