Todos hemos pasado por alguna vivencia en el marco de los trastornos musculoesqueléticos; dolores de espalda, cuello o brazos, contracturas, dolor articular…

Sabemos lo molesto que es y cómo nos condiciona la vida, pero ¿qué sucede cuando esto se produce en el puesto de trabajo?.

El Instituto Nacional de la Seguridad Social, desarrolló un estudio para cuantificarlo, y sus cifras son alarmantes y reveladoras de la magnitud de un problema que no estamos atajando.

Y es que según este estudio, el 38,5% de los accidentes laborales son por sobreesfuerzo y un 72% de las enfermedades laborales tienen su origen en trastornos musculoesqueléticos.

Las cifras son contundentes, y además nos desvelan el síntoma de una enfermedad en las empresas, la falta de planes para la sostenibilidad física de los puestos laborales.

En el estudio del INSS, “Los trastornos musculoesqueléticos en cifras”, se apunta a que las actividades con mayor riesgo son las de la construcción, la fabricación, los servicios a edificios, las actividades de jardinería y la asistencia a las personas, pero en segunda línea el almacenamiento y las actividades anexas al transporte, la recogida y eliminación de residuos, el comercio al por menor y al por mayor, la industria de la alimentación y los servicios de alojamiento.

Desde el punto de vista de la gestión empresarial, resulta interesante conocer que el promedio de la duración de las bajas por causas TME (trastornos musculoesqueléticos) es de 57 días, subiendo hasta los 71 días en el caso de las recaídas.

Sin duda, el coste de las consecuencias de no actuar es mucho mayor que el coste de avanzar en nuestra empresa hacia la sostenibilidad física de los puestos de trabajo.

La RAE define que algo es sostenible, cuando se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos, por lo tanto, un puesto laboral sostenible desde el punto de vista de los trastornos musculoesqueléticos es un puesto de trabajo que no consume la salud física de las personas al realizar la actividad física inherente a esa labor.

Vemos los datos de accidentes y de enfermedades profesionales, y nos muestra el efecto de ejecutar mal los patrones motores en los puestos de trabajo. En Motricidad laboral le mostramos a nuestros clientes cuánto puede ser ese efecto. Por medio de estudios sobre la motricidad en su empresa, hacemos que nuestros clientes dispongan también de cifras de su riesgo musculoesquelético, con datos concretos para conocer su situación de partida y así poder trabajar para mejorarla.

Esto nos permite conocer el territorio y desarrollar el mapa del camino de mejora hacia un entorno con mayor sostenibilidad física de los puestos laborales.

Nos permite poder implementar planes de mejora concretos y específicos a través de la capacitación de los trabajadores y contener de esta forma ese riesgo de sufrir incidencias por TME.

En ocasiones, un simple cambio en cómo realizamos un movimiento lo cambia todo, algo que en apariencia no es perjudicial al hacerlo una vez, con la reiteración y el tiempo llega a ser doloroso primero y una lesión después. 

¿A caso es doloroso sostener una botella de agua? En absoluto, ¿verdad?… Bueno, nos falta la variable tiempo, porque sostenerla unos segundos es sencillo, sostenerla treinta minutos es complicado y sostenerla horas es imposible para la mayoría de nosotros.

Con la inteligencia motriz adecuada, podemos cambiar el cómo afecta el día a día laboral a las personas que trabajan en nuestra empresa.

El conocimiento se pone de nuestro lado para mejorar las cifras de los trastornos musculoesqueléticos de tu organización, ¿quieres comenzar a conocerte mejor?.

¡Pásate al camino de la sostenibilidad física laboral!.